Asociación Torrijos 1831.- A finales de 1819, nuestro país padecía toda la crudeza del absolutismo impuesto por el monarca Fernando VII, que en 1814 había anulado las libertades y derechos de los españoles emanados de la Constitución 1812. Los tres poderes del Estado estaban atados bajo una sola persona, el rey, mientras España no lograba salir de las desastrosas consecuencias humanas y económicas derivadas de la Guerra de la Independencia. En esa parte de nuestra historia, denominada Sexenio Absolutista, existieron varios intentos por acabar con el poder absoluto, como los de Epoz y Mina, Porlier o Lacy, pero todos fracasaron, pagando los dos últimos su lucha por la libertad, con la vida. Sin embargo, esos fracasos no impidieron que el teniente coronel Rafael de Riego se pronunciara con éxito en Las Cabezas de San Juan, lo que llevaría a España al periodo de nuestra historia conocido como el Trienio Liberal. Por tal motivo, un grupo de colectivos históricos actuales, malagueños y gaditanos, van a colaborar con el proyecto «Doscientos años del Trienio Liberal. 1820-2020», que con conferencias, recreaciones históricas y exposiciones, desea recordar acontecimientos y personajes relacionados con el Trienio. Han manifestado su deseo de participar: «Asociación H.C. Torrijos 1831», «Club Liberal 1812», «Asociación C.R.H. Bandoleros de Grazalema», «Asociación H.C. Teodoro Reding», «Asociación H. Málaga Recreadora», «Asociación Vida y muerte de El Tempranillo, de Alameda» y «Asociación Manzanares. Estepona 1831». También se ha comprometido con el proyecto el Área de Cultura del Ayuntamiento de Málaga. Al llegar este día, recordamos a continuación para los lectores, la efeméride del pronunciamiento de Las Cabezas de San Juan y la figura de Rafael de Riego.
Rafael de Riego. El hombre de Las Cabezas.
El 7 de abril de 1784, nació en Tuña, localidad del Concejo asturiano de Tineo, Rafael de Riego y Flórez, destacado militar y político en la historia de España, que con su decisivo y arriesgado pronunciamiento constitucional en Las Cabezas de San Juan, el 1 de enero de 1820, propició el Trienio Liberal, acabando con el Sexenio Absolutista de degradación y terror al que el gobierno de Fernando VII había sometido a nuestro país. El contexto en el que se libraron aquellos acontecimientos fue el siguiente: Entre 1817 y 1819, en distintas poblaciones de la provincia de Cádiz se habían acantonado las tropas del Ejército español que debían partir como la conocida «Expedición grande», hacia el río de la Plata, para sofocar los movimientos independentistas de las colonias americanas, hasta entonces bajo la Corona española. Entre aquellas unidades se fue propagando la idea que era mejor conseguir la libertad para España, y rescatar el derecho de ser ciudadanos (ambas cosas secuestradas por el gobierno de Fernando VII), que ir a arrebatársela a los hermanos españoles en América. La moral de los soldados y una gran parte de los mandos intermedios, era muy baja, pues las condiciones eran pésimas: no había alimentos suficientes, ni dinero, ni barcos capaces de navegar con garantías en una dura travesía en el Atlántico, pues la mayoría tenían sus cascos podridos y las maderas carcomidas. El pesimismo era aún peor cuando escuchaban los testimonios de los soldados que regresaban, heridos, enfermos y extenuados, que contaban los graves padecimientos sufridos, y más si caían prisioneros de los rebeldes. Así estaban las cosas, cuando en la zona estalló la epidemia de la fiebre amarilla, haciendo estragos entre las poblaciones gaditanas y los soldados, por lo que fue muy necesaria la dispersión de las fuerzas. A pesar que ya anidaba el espíritu de un pronunciamiento constitucional, y una parte de sus responsables ya habían sido detenidos (conspiración del Palmar en julio de 1819); el teniente coronel Rafael de Riego se pronunció con el Batallón del Regimiento Asturias, en Las Cabezas de San Juan; obteniendo un éxito inicial, si bien sólo era el principio de un proceso de enfrentamientos, combates, marchas y nuevos levantamientos, que terminarían superando el propio espacio andaluz, con otros pronunciamientos con éxito, que obligarían finalmente a Fernando VII a acatar el sistema constitucional. Gracias a ello, el brigadier José María Torrijos, que por sus ideas liberales y constitucionalistas se encontraba prisionero en la cárcel de la Inquisición de Murcia, sufriendo años de aislamiento, pudo salvar su vida. Durante todo el Trienio, la figura de Riego alcanzó gran fama, haciéndose muy conocido su Himno, adoptado por los liberales durante la monarquía constitucional y, más tarde, por los republicanos españoles. Cuando en 1823, los llamados «Cien mil hijos de San Luís», procedentes de Francia invadieron nuestro país para restablecer el degradado absolutismo, Torrijos, «El Empecinado», Juan López Pinto y otros destacados liberales se enfrentaron a ellos. También lo hizo Riego, buscando combate contra los franceses. El 14 de septiembre, durante la llamada batalla de Jódar (Jaén), fue derrotado. Malherido, trató de huir. El 15 de septiembre fue traicionado y, abandonado por sus tropas, fue hecho prisionero por una fatal casualidad y, quizás, por un exceso de confianza, en un cortijo próximo a la localidad jiennense de Arquillos, siendo trasladado a la cárcel de La Carolina, donde sufrió todo tipo de privaciones y vejaciones, que se prolongarían en su posterior traslado a Madrid. El mayor rencor y odio más deleznable de los absolutistas se vertió sobre el que era entonces paradigma de los liberales constitucionalistas. El 7 de noviembre de 1823, Rafael de Riego, hundido moral y físicamente, fue arrastrado en un serón hacia el patíbulo situado en la Plaza de la Cebada, ejecutado por ahorcamiento y, posiblemente, decapitado posteriormente (información que varía dependiendo de las fuentes), entre los insultos de la misma población madrileña que poco antes le había aclamado. Tal como cuenta la canción de nuestros amigos de la Asociación Folclórica Solera: «Y el pueblo de Madrid, que gritaba contra las cadenas, hoy entre insultos y mofas, lleva a Riego hasta la cuerda…». Sin duda, la ejecución de Riego se convirtió en una de las páginas negras de nuestra historia.
Datos de la Asociación Histórico Cultural Torrijos 1831.
Tipo de Asociación: cultural, dedicada a la investigación histórica, y recreadora en sus actuaciones en público para exponer los hechos que representa. Inscrita en el Registro de Asociaciones de la Junta de Andalucía. Inició su periodo constituyente en el año 2002, siendo legalizada en 2003. Fue un proyecto original desde el principio, pues en España no se había creado anteriormente una Asociación sobre el personaje histórico de José María Torrijos y Uriarte, héroe de la Guerra de Independencia y defensor de las libertades y derechos constitucionales frente al poder absoluto del reinado de Fernando VII. Original en las formas, dedicación y fines, que recogen sus estatutos, cimentando sus antecedentes en los precursores que trabajaron sobre el personaje de Torrijos en la provincia de Málaga, en las décadas de los años ochenta y noventa del siglo XX y primeros años del XXI, y en la razón fundamental y objetiva que como texto legal marca la fecha de legalización de su fundación.
Como colectivo de recreaciones históricas es el más antiguo de las dedicados al siglo XIX, en Andalucía, y el segundo en Málaga en la especialidad general de recreaciones históricas, sólo superado por «El Paso» de Riogordo (1953). Por esa antigüedad ambos colectivos están hermanados.
En cuanto a las representaciones relativas a la Guerra de la Independencia en las que participa la Asociación, la recreación insignia, creada en 2007, es el «Regimiento de Infantería de Málaga», unidad titular de Málaga, que salvo un periodo de disolución, tuvo vida castrense desde 1701 a 1893, siendo su historial heredado por el Regimiento Melilla en sus diferentes numeraciones, y que fue disuelto en Málaga, en 1985. Para entrar en su historial y actividades: regimientodeinfanteriademalaga.blogspot.com
Correo de Contacto: contacto@torrijos1831.es . Teléfono 952234039.