Asociación Torrijos 1831. 25/10/23
Organizado por la Asociación Histórico Cultural Torrijos 1831, y tal como estaba previsto y divulgado, el pasado 24 de octubre, a las 19´30 h. se inició en el Centro de Interpretación Histórico José María Torrijos, sito en la Plaza de la libertad, en El Perchel; el primer acto dedicado a conmemorar el Bicentenario de la defensa que el general Torrijos y sus tropas hicieron del sistema constitucional español, en Cartagena, frente al poderoso ejército francés de los Cien mil hijos de San Luís. Presentó el acto, la secretaria del colectivo, Flori Sastre que, a continuación, dio paso a José Enrique Parapar, veterano integrante de la Asociación Torrijos 1831, que explicó la obligatoriedad de explicar los acontecimientos vividos en nuestro país en 1823, para aprender de nuestra historia. Finalmente, el presidente del colectivo, Esteban Alcántara, diño una conferencia detallando los aspectos políticos y militares que rodearon la defensa del sistema constitucional en Cartagena, con esta ciudad sitiada por el poderoso ejército extranjero de los Cien mil hijos de San Luís.
En memoria de aquellos que, en un mar de adversidades, hicieron cuanto estuvo en sus manos por mantener para España nuestro primer sistema constitucional.
Por los personajes históricos a los que nos dedicamos desde el año 2002, desde la Asociación Histórico Cultural Torrijos 1831 consideramos la relevancia que tuvo la defensa de los constitucionalistas de Cartagena, a nivel histórico, pues fue la última ciudad de nuestro país donde se preservó el sistema constitucional en el Trienio (1820-1823), y es por ello, por lo que, tras tantos años dedicados a la memoria de Torrijos y sus compañeros, nuestro colectivo asume con ilusión, una vez más, un proyecto diferente y no fácil, incardinado en nuestra historia: el “Bicentenario de la defensa del general Torrijos, del sistema constitucional español, en Cartagena. 1823-2023”, con conferencias y recreaciones históricas, tanto en Málaga como Cartagena. Adelante pues.
Torrijos y su enfrentamiento con el general Ballesteros.
A finales de junio de 1823, el general José María Torrijos, sus ayudantes y una escolta, se dirigieron a Baza para encontrarse con el general Ballesteros, que mandaba el 2º Ejército de Operaciones, el más numeroso y mejor equipado de los nacionales que debía enfrentarse a los franceses de los Cien mil hijos de San Luís. A la vez que se acercaba a Baza, los recelos de Torrijos sobre Ballesteros aumentaron. Una vez ante él, le dijo que le sorprendía su rápida retirada hacia el sur, dejando a retaguardia tantas plazas con guarniciones nacionales, que sin el apoyo de columnas móviles en su exterior, estarían abocadas a la rendición, precipitando con ello el abandono y desamparo del país. Como aquella retirada no la podía justificar militarmente, Ballesteros, de forma alterada, intentó justificar su proceder individual arremetiendo con la política del gobierno liberal, etc. Lo que más delató su posición personal en aquellos momentos fue la frase “…, el levantamiento de la Isla de León fue un extravío”. Con ella arremetía directamente contra el pronunciamiento de Riego, de 1820, y por tanto, con todo el proceso constitucional del Trienio. Torrijos le respondió cuanto le sorprendía aquel lenguaje en un hombre al que todos tenían por el más fiel servidor de la causa de la Libertad, un jefe que gloriosamente la había defendido en el famoso 7 de julio de 1822, y en el que tantas esperanzas tenía la patria, haciéndole ver que más lejos de los aciertos o no de los gobiernos que se habían sucedido, ahora, de lo que realmente se trataba era salvar a la nación de una invasión extranjera, integrada por franceses, a los que con tanto sacrificio de seis años de lucha, se había logrado expulsar en 1814. Como de nuevo Ballesteros giró la conversación hacia lo político, Torrijos le respondió con acritud “qué amor mostraba por su patria”, exigiéndole que concurriese a salvarla del ejército francés que se dirigía con rapidez a Cádiz, que separase cualquier mezquina idea de la nación y su bien, y que sólo mirase el bien de España; y que no huyese de quien no le perseguía. Incluso le indicó, que la estrategia debía de establecerla en las líneas del río Segura, apoyándose en una retaguardia sólida, con las plazas de Cartagena y Alicante a su espalda, añadiéndoles, que si no salía de la parálisis en la que se encontraba se hundiría a sí mismo y a la nación. Aquellas frases de Torrijos llevaron a tal tensión, que los ayudantes de ambos generales, que estaban en una sala inmediata, creyeron que sacarían sus sables y se enfrentarían… Pero Ballesteros prefirió no hacerlo, respondiéndole con cólera “…, que él sabía bien lo que tenía que hacerse” (en realidad tenía ya muy meditado capitular ante los franceses en la primera oportunidad favorable que se le presentara, como ya habían hecho los generales O´Donnell y Morillo). A partir de ahí, todo lo que hizo Ballesteros fue intentar quitarse a Torrijos de su lado, un militar con el honor que le faltaba a él. Como superior suyo que era, Ballesteros, en una argucia más, le ordenó tomar el mando del Distrito Militar nº 8 (regiones de Valencia y Murcia), ya que el 6º Distrito (Aragón), al que había sido destinado Torrijos, en un principio, no existía, al haber sido ocupado su territorio por el enemigo. Pese a que Torrijos le dijo que su destino real era el 2º Ejército de Operaciones, Ballesteros, furioso, le dijo que al estar “a sus órdenes” le remitía donde él mismo creyera conveniente. Viendo la actitud tan negativa de Ballesteros, Torrijos volvió a recriminarle, marchándose a continuación del campamento.
En un siguiente artículo relataremos la defensa que tanto Torrijos como sus leales compañeros hicieron de la ciudad de Cartagena y otras plazas de su jurisdicción en el Distrito Militar nº 8.