Asociación Torrijos 1831. 18/04/2024
Un día, en la ciudad de Almería, una mujer luchadora y capaz, con la formación intelectual necesaria y convencida de sus propósitos, deseó buscar (si todavía existía), el lugar que recogiera los restos de los liberales ejecutados en Almería el 24 de agosto de 1824. Su nombre: Carmen Ravassa Lao, diplomada en Magisterio y reconocida escritora, que entre otras obras tiene una dedicada a los “coloraos” de Almería. Carmen estudió y buscó de forma exhaustiva el Archivo Municipal, en las actas de los Plenos del Ayuntamiento y la Corporación, y también, en el Archivo Catedralicio, algo que le pudiera arrojar luz sobre el lugar donde podrían estar aquellos restos, pero no obtuvo resultado. Habían pasado muchos años desde aquel 1843, en que el osario de los liberales había sido arrancado de forma improcedente (por su simbolismo y valor histórico), del interior de la cripta situada en la base del antiguo monumento dedicado a su memoria. Finalmente, Carmen decidió buscar en la administración del cementerio de la capital, descubriendo en uno de los libros de asiento que, en la serie 23, el nicho 52 figuraba con este determinante título: “Mártires de la Libertad, inhumados el 7 de mayo de 1948, en el Cementerio de San José”. Carmen se acercó al lugar referenciado y encontró el nicho, tapado con cemento, sin nomenclatura ni fecha, ya que no existía una lápida que indicara qué restos estaban allí. Carmen describió así su primera inspección: “Lo encontré en la cuarta fila, tapado con cemento, sucio tras el paso del tiempo y con claras muestras de no haberse cuidado jamás…”. Sin embargo, gracias a ella, los restos de los liberales ya habían sido localizados.
La acertada investigación de ayer, de Carmen Ravassa, sobre los acontecimientos de hoy.
Recientemente, un equipo forense ha realizado una inspección sobre los restos que, en el cementerio de San José y Santa Adela, de Almería, se atribuyen a los veintidós integrantes del grupo de liberal, denominados los “coloraos” (por utilizar los uniformes de la infantería de Marina inglesa, adquiridos en Gibraltar), que en 1824, a las órdenes del coronel Pablo Iglesias, intentaron llevar a cabo un pronunciamiento de corte constitucionalista, frente al poder absoluto del monarca Fernando VII. Los forenses han obtenido un resultado positivo que parece indicar que son los restos de aquellos liberales decimonónicos, a espera de las pruebas definitivas que arroje el carbono 14 en un laboratorio americano.
El recuerdo a los “coloraos” en Almería a través de un monumento.
Tras la muerte de Fernando VII, se construyó un pequeño mausoleo en el cementerio de San José, en memoria de los liberales ejecutados. Más tarde, en 1868, con ocasión de “La Gloriosa”, se acordó la construcción de un monumento más significativo que recordara el evento. Así, el 22 de octubre del mismo año, empezó a construirse en la Puerta de Purchena una columna de piedra, similar, pero diferente, a la que hoy se conoce. Se inauguró oficialmente dos años más tarde. Precisamente, la Puerta de Purchena fue uno de los lugares que intentaron expugnar los liberales en 1824, en su intento de tomar Almería. Debido a unas reformas que se llevaron a cabo en la Plaza de Puerta de Purchena, el monumento cambió de emplazamiento para levantarse en la actual Plaza de la Constitución, próximo al edificio del Ayuntamiento de Almería, hecho que sucedió en 1898.
Desmonte del monumento en 1943.
El monumento, denominado “Mártires de la Libertad”, pervivió allí cuarenta y cinco años, hasta que, en 1943, sufrió un ataque por parte de un grupo de exaltados (sin duda alguna, aborrecedores del régimen constitucional, sistema por el que cayeron los “coloraos”), que actuaron bajo la impunidad de las sombras de la noche, rompiendo las lápidas del cuerpo inferior del monumento a golpes de marros (herramienta semejante a un gran martillo, presentando en su cabecera una pieza de hierro rectangular), dejando a la vista la caja que contenía los restos de los liberales. Con esos destrozos tan a la vista, el alcalde de Almería, Vicente Navarro decidió el desmonte urgente del monumento para evitar más problemas, ya que tenía encima la inminente visita del jefe del Estado, en la que estaba incluido su discurso desde el balcón del consistorio, con vista directa al monumento dedicado a los liberales. En nueve días, con sus noches, y con la mayor rapidez posible, las partes del monumento desmontadas fueron a parar a la Plaza Pavía, donde por su total abandono se fueron convirtiendo, con el tiempo, en un lugar de miseria, nido de parásitos y roedores, y en urinario público para las urgencias. Más adelante, aquellas piezas arquitectónicas, desmontadas y no protegidas, comenzaron a desaparecer, unas llevándoselas particulares para sus casas, y otras utilizadas por el ayuntamiento almeriense para bordillos de aceras. Fue el pobre fin, de los materiales arquitectónicos que un día conformaron aquel monumento histórico.
Ocultación de los restos de los liberales y tiempos para la esperanza.
No fue mejor el destino ignoto que se les asignó a los restos de los “coloraos”, que fueron introducidos en un nicho, cerrado con cemento y sin lápida alguna que diera la referencia a los restos que allí se cobijaban. Como ya se ha citado, gracias a la dedicación y labor de investigación de Carmen Ravassa se pudo dar con el nicho donde estaban recogidos los restos de aquellos constitucionalistas decimonónicos.
En 1984 comenzó la reconstrucción del monumento actual dedicado a la memoria de los “coloraos”, cuyo coste ascendió a 48 millones de pesetas, siendo inaugurado el 24 de agosto de 1988. La esfera de cobre espigada que está situada en la parte superior de la columna fue obra del artesano granadino José Adolfo Heredia Navarro. Se espera, que una vez concluida la certificación de los restos de los liberales, estos pasen a la cripta del monumento actual.