1814.- El momento en el que Fernando VII recuperó el poder absoluto, tiene fecha: 4 de mayo. En el correspondiente decreto-manifiesto, el monarca negó la representatividad de las Cortes y no juró la Constitución de 1812.
La represión y las injusticias fueron las armas del monarca fernandino para someter el país a su dictado. Las medidas adoptadas incidieron de forma particular al ejército, donde volvieron a exigirse de nuevo las pruebas de nobleza para el acceso a la oficialidad, lo que dejó en precaria situación a muchos oficiales y jefes que había conseguido su empleo en la guerra, gracias a su valor y sacrificio.
A diferencia de los citados, Torrijos no se vio afectado gracias a su origen familiar (en su Hoja de Servicios figura calidad: noble), pero sí fue solidario, desde un primer momento, con sus compañeros de armas, forjando su conciencia con el amor a las libertades y los derechos constitucionales.
Con el fin de sofocar el movimiento independentista americano, la división a la que pertenecía la brigada del ya general Torrijos, fue destinada a Montevideo.
Como era ya un liberal convencido, implicándose cada vez más en la trama conspirativa que pretendía la reinstauración de la Constitución, optó por no marchar a América, pues no estaba de acuerdo como se iba a ejercer allí la represión el poder absoluto. La circunstancia de que aquel servicio era voluntario, permitió a Torrijos no ir en expedición de ultramar, simplemente tomando esa opción.
1815.- Murió, a poco de nacer, la única hija del matrimonio Torrijos.
Al regresar Napoleón de la isla de Elba, Torrijos solicitó marchar a la frontera del Pirineo oriental, donde quedó ubicada su brigada, encuadrada en la 1ª División.
Tras la derrota de Napoleón en Waterloo, hubo una reorganización en el ejército español, siendo nombrado Torrijos coronel del regimiento Lorena, el cual estaba integrado por tres batallones: tiradores de Cádiz y de Barcelona, y Voluntarios de Madrid.
Esta unidad pasó de guarnición a las plazas de Murcia, Alicante y Cartagena, trasladándose Torrijos con su mujer a vivir en la primera.
El trabajo de organización llevado a cabo por Torrijos en su unidad, mereció la aprobación del general inspector Ramón Pírez, que lo propuso con tres coroneles más, para ascenderlo a mariscal de campo.
La muerte en la horca del mariscal de campo Juan Díaz Porlier, el día 3 de octubre, tras su intento de pronunciamiento contra el absolutismo, reafirmará aún más las convicciones de Torrijos.
1816.- La continua y encarnizada represión del poder absoluto, obligó a muchos de los perseguidos a solicitar de Torrijos que, desde su persona y cargo, los auxiliara. Éste les abrió sus brazos manifestándoles que nada valía más para él que la libertad.
1817.- Relacionado con el fracasado pronunciamiento del capitán general Luis Lacy y Gauthier, que fue fusilado en el castillo de Bellver de Palma de Mallorca el 5 de julio, y comprometido por unas cartas que le cogieron al capitán Van Halem, el gobierno absoluto ordenó el arresto e incomunicación de Torrijos el 28 de diciembre, siendo trasladado a Alicante donde se le confinó en un calabozo del castillo de Santa Bárbara. En él se reencontró con un viejo amigo: Francisco Fernández Golfín.
1818.- El día 24 de marzo, Torrijos fue llevado a Murcia en ingresado en la cárcel de la Inquisición, compartiendo prisión con Romero Alpuente, Matías Moñino, Ignacio López Pinto y varios oficiales del Regimiento Lorena. Todos ellos estuvieron sometidos al poder del inquisidor mayor Juan Castañeda.